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Sesión 15 - 11/01/25

La bruja se presenta al grupo, su nombre es Elara, es un personaje pasota pero bromista y le encanta meterse con los demás, sin embargo está preocupada porque los druidas de la zona están incitando a Murgoth, su patrón, a esparcir forzosamente su enfermedad, notándose al líder de la aldea enfermo. Los protagonistas explican sus objetivos a Elara y al estos coincidir acepta seguirles.

Tras aclarar objetivos, Elara prepara por separado algunas cosas antes de partir juntos a Cragstone Peak para encontrar la esfera que manipula las almas. Para su sorpresa pueden ver esta expuesta en la torre más alta de la catedral. Dentro explican que vienen con información desde Elamar y les guían a una casada de almas donde saltan y les transporta a una sala oculta donde se encuentra la Guardiana del Destino junto a Von Mortis y el Consejo de las Veladoras (las guardaespaldas de élite de la Guardiana). Esta desvela que las dos Acólitas de la Transición que han conocido en Elamar y Eldoria son sus hijas. Los protagonistas le piden acceder al artefacto pero ella niega la posibilidad, asegurando que debe proteger este. Al abandonar la catedral reciben un mensaje de esta, sabe que Von Mortis está siguiendo al Dios de la Muerte pero no puede actuar directamente contra él. Se ha profetizado una serie de rituales por toda la ciudad para romper las defensas que protegen el artefacto. Pide al grupo que encuentre estos antes de que se completen.

Los protagonistas terminan con dos en la ciudad y con la ayuda de Elara localizan el último en el bosque. Este está siendo realizado por Nix, la liche y mano derecha de Von Mortis. La enfrentan aunque es demasiado poderosa, sin embargo, Norgon consigue desterrarla de este mundo debido a que no es su original (Norgon había estado preparando este hechizo desde que fue testigo del ataque en Eldoria). Esto no es permanente pero dura los suficientes días como para que no sea un problema.

Aquí, Elara aprovecha el ritual para comunicarse con Murgoth, el Dios de la Enfermedad. Elara intenta convencerle de que no se deje llevar por las corruptas ideas de los druidas y que recuerde a todos los que han salvado usando bien su poder. Murgoth reconoce que el mundo que desea Albus, el druida, es tentador, donde la enfermedad alcanza a todos y les impide sufrir, su regalo definitivo, pero también entiende a Elara. Finalmente decide que lo resuelvan entre ellos y que seguirá a quien triunfe. También sana la visión de Knux (cegado antes por Nix) y ofrece a Campbell poder si se convierte en su clérigo. Campbell no acepta pero siente la tentación, por ello Murgoth le entrega el cucharón con el que remueve su caldero de enfermedades así como un pequeño familiar monstruoso para acompañarle. El Dios de la Enfermedad se retira y los protagonistas se quedan solos de nuevo, esta vez preparados para afrontar a Von Mortis y alcanzar el artefacto de almas.