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Magni

"¿Qué seria la vida, si no vamos mas allá de nuestros limites y conocimientos?”

– Thurgi Hierro Oscuro, padre de Magni.

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Magni es un enano descendiente del clan de los Hierro Oscuro, hijos de las montañas y grandes herreros. Durante su infancia fue entrenado en el arte de la herrería y los minerales pero su padre, Thurgi, quiso enseñarle algo más, este era mas un erudito que un herrero, confiaba mas en el poder de la palabra que el del acero, siempre decía “un pueblo que olvida sus conocimientos al no tener como registrarlos, comete el mismo fallo una y otra vez”, con esas palabras promulgaba que así como era bueno tener grandes hornos en las herrerías, también debían tener bibliotecas con su historia. Era difícil hacer caso a estas palabras cuando estas en guerra con seres que intentan invadir tu montaña.

Aun así, Thurgi logro tener una pequeña biblioteca en su ciudad, allí iba la gente que buscaba conocimientos o simplemente una lectura, gracias a esto Magni tuvo la facilidad de poder investigar desde su juventud, para cuando tenia 20 años ya había leído cada libro de la biblioteca de su padre. Aunque uno de ellos fue el que mas le llamo la atención, un viejo libro que les vendió un extranjero, este relataba historias extrañas sobre criaturas desconocidas para Magni, pero no hablaba como si fueran un cuento, las trataba como algo real, algo más allá de lo que solemos considerar. Normal.

Este fue el libro que comenzó la carrera de Magni por los libros sobre ocultismo, y con eso llegaría la tragedia. Ya pasados varios años, Magni regentaba la biblioteca de su padre, ya que este estaba preso de una enfermedad hace años, así sin alguien que atendiera el lugar, decidió encargarse el mismo, igualmente le iba a servir para poder seguir consiguiendo los libros que tanto le interesaban, a pesar de que eran sobre ocultismo Magni no cayo bajo la idea de idealizar esas criaturas como hacían, bueno, los celtistas, si no de querer investigarlas y saber que eran.

Un día volvió aquel extraño que vendió el libro a su padre para traerle otro del mismo tipo, la persona se veía igual que aquel mismo día, lo cual fue muy raro ya que era un humano, debía estar mucho mas viejo, aun con esto Magni decidió atenderlo, le trajo otro libro, aunque este iba cerrado con un candado, el extraño solo dijo “Cuando estes listo para su regalo, ábrelo, te ayudara a curar a tu padre”. Esas palabras incomodas y casi susurradas al oído de Magni lo dejaron preocupado, el hombre simplemente dejo una llave en el mostrador y se fue, cuando Magni volvió en si fue a buscarlo a la calle y no había rastro de este.

Pasados unos días su padre tuvo una de sus habituales recaídas de la enfermedad, había veces que se ponía muy mal, pero lograba volver a estar estable, sin embargo, esta vez no parecía lo mismo. Magni intento pensarlo con detenimiento, pero tenia miedo de que si tardaba mucho su padre pudiese fallecer, así que abrió el libro, esto le dio los conocimientos que necesitaba para curarlo. Pero también le dio algo más. Algo que solo con la ayuda de un dios podría controlar. Una maldición.

A pesar de poder curar a su padre ahora Magni era el que se sentía mal, extraño, como si le pesara el cuerpo, intento buscar respuestas en el libro, esta tenía una frase al final que no tenia la primera vez que lo leyó, “Cuando recibas su bendición debes buscarla, ella te enseñara a controlarla, busca en Orario”.

Con esas palabras sabia que debía realizar un viaje hasta esa ciudad, si no la muerte llegaría a el primero. Así en una carrera contra reloj Magni viajo dejando sus libros y a su padre atrás, esperando que esos conocimientos que tanto le interesaron no le trajeran ahora su muerte.

Llegar a Orario no fue muy difícil, era una ciudad grande y conocida, lo difícil fue que cada vez se sentía peor, y la ciudad no quedaba cerca de donde vivía, por eso no se llevó a su padre aquí, él no hubiera podido soportar el viaje, su edad y la enfermedad no lo hubieran permitido. Pregunto si había alguien con grandes conocimientos sobre la curación y maldiciones, un nombre salió a relucir, Eira, señora de la sanación y la salud, si alguien podía sanarle era ella.

Cuando la encontró prácticamente se rindió a sus pies, cansado y moribundo, con mucha dificultad logro exclamar “Oh señora de la curación, permítame salir ileso de esta enfermedad o al menos saber como mantenerla a raya, hare lo que me pida, por favor”. Estas palabras sellaron su destino, La señora aceptaría su plegaria a cambio de que se uniera a su familia y le sirviera, no como clérigo para pregonar sus palabras, si no como aprendiz para ayudar a curar a la gente de Orario y a sus seguidores si llegaba algún día un conflicto entre dioses.

Sin más opciones Magni ahora estaba unido al destino de estos, después de un ritual y muchos días aprendiendo las artes mágicas de Eira logro aprender a darle uso a su maldición, curaría a la gente a cambio de su vida, pero a cambio gozaría de mucha salud hasta que le llegara su hora.