Sesión 04 - 01/09/24
Mientras avanzan por las catacumbas, el grupo encuentra una sala donde varios aldeanos permanecen cautivos. Antes de poder liberarlos, un grito desgarrador resuena desde la estancia contigua. Al irrumpir en la habitación, descubren a un cultista torturando a Lena. Sin dudarlo, Knux arremete contra él, destrozándole las piernas y dejándolo completamente incapacitado. Al arrancarle la máscara, la sorpresa es mayúscula: se trata de Hilda, la esposa de Grimbold. Consumida por la ira tras descubrir la infidelidad de su marido, había desahogado su dolor en Lena. Tras dejarla inconsciente, los protagonistas deciden continuar limpiando las catacumbas antes de liberar a los prisioneros.
En la sala final les espera Orson, acompañado por un gigantesco zombi. Con tono altivo, el tabernero les ofrece unirse al culto, pero nadie acepta. La batalla estalla de inmediato y, tras un feroz enfrentamiento, logran derrotarlo. Al interrogar al nigromante, queda claro que solo intenta ganar tiempo para impedirles avanzar. Sin perder un segundo, atan al traidor y cruzan la puerta que custodiaba.
Más allá del umbral, llegan a un jardín oculto tras el cementerio. En su centro se alza un artefacto colosal, rodeado por figuras encapuchadas. Una mujer—o quizás un liche—manipula la estructura con calma inquietante. De repente, los cultistas son absorbidos por el dispositivo y transformados en piedra al instante. Almas errantes inundan la escena mientras la entidad les dedica una sonrisa siniestra. Un segundo después, la consciencia de los protagonistas se apaga.
Despiertan con el artefacto reducido a un cascarón inerte. Campbell toma notas apresuradas para estudiarlo más adelante, pero no hay rastro del liche ni de los prisioneros. Hilda, Orson y los demás han desaparecido sin dejar huella. Alarmados, los héroes abandonan el cementerio y se dirigen al centro de Eldoria.
De pronto, el entorno se distorsiona. Una voz espectral irrumpe en sus mentes, proveniente del cadáver de una anciana gnoma colgada del gran árbol del pueblo. Al observar con más atención, se dan cuenta de que están frente al espíritu de una animante, una estudiosa de las almas, asesinada por revelar a Lyssander que su hijo nacería muerto.
La mujer les revela la terrible verdad: ellos se han convertido en animistas. Sus almas han sufrido una herida irreparable y, con el tiempo, se separarán de sus cuerpos hasta morir. Estarán expuestos a espíritus que intentarán arrancarles lo poco que les queda y, cada vez que intenten proyectar su esencia al plano etéreo, acelerarán su condena.
El pánico se apodera del grupo. Suplican ayuda, pero la animante es clara: no hay salvación. Sin embargo, menciona que Ethelmoer, líder de los animantes en la capital, podría ofrecerles alguna respuesta.
De repente, la conexión con el espíritu se rompe. Grigor los despierta bruscamente con malas noticias: el hijo de Lord Lyssander ha nacido muerto, y el noble, furioso, clama venganza contra Campbell, quien le aseguró que todo saldría bien.