Sesión 24 - 12/04/25
Una vez de vuelta en la Sala Capitular con el martillo Tyrsmash, los caballeros lanzan vítores a Elia, quien a sus ojos ha conseguido el apoyo de Bellacor. Elia decide no desvelar la verdad sobre Bellacor para no desmoronar la orden. Todos preguntan a Elia como seguir pero ella no quiere decidir, no es capaz de elegir sacrificar a todos ni si mentirles, ni como decirlo. Soriz regresa a la ciudadela junto a las elfas, reforzando la expectación y confianza en ella.
Todos esperan su respuesta pero ella decide que deberían hablar con Valeria, la última Lictor y superior de Elia, dado que el Maestre Kergatt no está disponible y nadie sabe donde se encuentra. Los Paralictors y la Paravicar activan el portal y viajan a la ciudadela del norte. Allí Valeria escucha todo lo sucedido hasta el momento sobre Amenia, la ciudad de los magos, como, tras la transformación en enjambre, ha consumido esta y todo sobre el aislamiento de la fortaleza del sur. Valeria está decidida. Toma un pergamino y le manda un mensaje a Kergatt. "Vamos a acabar con el enjambre. No es correcto ven a detenernos."
Valeria se presenta en la fortaleza del Sur a través del portal y da un discurso a los caballeros. En este no deja las cosas bonitas sino que es realista y fría como siempre ha sido. Todos los que ayuden a combatir contra el enjambre, morirán. No piensa obligar a nadie pero les deja claro que necesitan voluntarios, cientos como para ser un cebo considerable al enemigo. Al atraerlos, el Martillo de Bellacor, Tyrsmash, acabará con su vida en mitad de la batalla. Aunque inicialmente muchos son reacios, poco a poco terminan uniéndose todos, firmes y decididos a salvar el mundo con su sacrificio. La misma Valeria y Nicandros se sacrificarán junto a ellos. Los protagonistas convencen a Soriz de que no vaya, pues tras su error, ese sería el camino fácil. Antes de partir, Valeria se dirge a Elia y le dice que ahora ella es la Licor del Norte, que por favor vuelva a alzar a la orden después de todo esto.
Los voluntarios utilizan el portal a la fortaleza de la Isla, la más cercana al enjambre. Los protagonistas les siguen detrás. El ejército avanzan durante días, defendiendo y luchando contra los vescavor. Al llegar al punto central, de la zona infestada, los protagonistas se alejan del ejército quien avanza algo más para darles margen. Amenia, como consciencia del enjambre, reconoce a los protagonistas y va hacia ellos, soberbia y llena de poder, asegurándoles que su intento será en vano (sin darse cuenta del engaño). En el monólogo de esta notan como su consciencia se ha corrompido, las voces del enjambre han consumido su mente, no ha sido tan fuerte como para soportarlo. La escena sigue hasta que se declara a si misma como una deidad.
En ese momento, las nubes toman forma, haciendo presencia Tyrfing, Dios de la Guerra. Este ríe de la soberbia de Amenia, quien para él no es nada más que una mortal, y piensa demostrárselo. Un inmenso martillo toma forma en los cielos, Amenia sabe lo que va a suceder, la aniquilación de toda esa región, como en Hammerfall rest. El enjambre se disipa en un intento desesperado de supervivencia, Amenia acobardada de una forma patética no puede hacer frente a la verdadera deidad. El martillo cae en un impacto cegador. Los protagonistas son protegidos por Tyrfing, como este prometió, pero la escena a continuación es psicológicamente devastadora. La tierra negra, todo cenizas hasta kilómetros donde alcanza la vista. Un inmenso crater se cierne en el centro, demostrando el poder del Dios.