Sesión 06 - 15/09/24
Los protagonistas confrontan a Jorin en cuanto entra a la taberna con el Locust en brazos. Quieren información sobre la criatura y ofrecen su ayuda para exterminarlas, pero él se muestra tajante. Asegura que estos insectos son extremadamente peligrosos debido a su sangre ácida y que solo su grupo sabe cómo eliminarlos sin causar estragos. Con aire de suficiencia, recoge el pago de Gressel y se marcha sin más.
La ciudad está en una situación delicada. La plaga ha afectado la economía local y los pagos constantes a los exterminadores solo agravan la crisis. Gressel menciona que el alquimista del pueblo, Thorian, está interesado en estudiar una de estas criaturas, pero Jorin se niega a entregarle ninguna. También señala que el pueblo carece de guardias; su única figura de autoridad es el clérigo de Pharasma, Mathew, quien en teoría debería proteger a la ciudad… aunque en la práctica, no parece interesado en ello.
Deciden visitarle de todos modos. Lo encuentran roncando en el confesionario, sin la menor preocupación por la plaga. Cuando intentan convencerle de que ayude, apenas les presta atención. Para Mathew, el asunto de los Locust es una nimiedad y una distracción de su verdadero deber. Incapaces de sacarle de su apatía, los protagonistas abandonan la iglesia sin su apoyo.
Las coincidencias empiezan a resultar sospechosas. La llegada de Jorin y sus hombres coincidió con la aparición de los Locust, y su negativa a compartir información o especímenes refuerza la desconfianza del grupo. Para comprobar sus sospechas, contactan con Thorian y acuerdan entregarle una de estas criaturas para que la examine.
Sin embargo, cada vez que logran encontrar un Locust, los hombres de Jorin llegan antes y se lo llevan. No dejan opción a negociación ni explicaciones. Frustrados, los protagonistas optan por un plan más arriesgado: rastrear a los exterminadores hasta su base.
Al caer la noche, se adentran en el bosque en busca de la cabaña de Jorin. Después de un sigiloso seguimiento, logran localizarla. Sin embargo, la fortuna no está de su lado. Uno de los guardias los detecta antes de que puedan hacer nada. Intentan reducirlo antes de que alerte a los demás, pero es demasiado tarde.
El grito de alarma rompe la tranquilidad del bosque. En cuestión de segundos, la cabaña se ilumina y los exterminadores emergen con armas en mano. No hay vuelta atrás y la batalla comienza.